La visualización detallada de una acción tiene similar efecto neuronal que llevarlo a cabo.
Si quieres lograr objetivos por encima de la media, tienes que tener una mentalidad por encima de la media. La excelencia profesional y deportiva exige operar desde un lugar mental no accesible para todos, al menos no accesible a priori, porque necesita trabajo cerebral. Eso lo conocen muy bien los deportistas de élite.
Un buen trabajo cerebral les ahorra muchas horas de trabajo físico y les acerca al éxito. En los momentos decisivos quien decide no suele ser el cuerpo, sino la mente. La diferencia entre ganar y perder depende más de la fortaleza de las conexiones neuronales que del músculo.
En el ámbito profesional ocurre lo mismo. Tener un cerebro que trabaja para uno mismo, da buenas ideas, claridad, agilidad mental, optimismo y foco, algo mucho más valioso que horas y horas de trabajo frente a un ordenador si no fluyen las ideas. Pero la mentalidad de élite hay que construirla, al menos, para el común de los mortales.
Llegar a la excelencia más que un regalo suele ser una conquista. ¿Cómo ayudar al cerebro a conseguirlo?
Además de hacer ejercicios de armonización de frecuencias que se utilizan desde hace tiempo en el alto rendimiento deportivo y que infrautilizamos en la vida real, hay que hacer imaginería mental o visualización. Esta técnica se basa en una característica fascinante del cerebro que es su incapacidad, es decir, su torpeza, para distinguir entre una experiencia real y una imaginada vívidamente.
Tu cerebro no puede distinguir entre lo que se hace y lo que se imagina, activa las mismas áreas cerebrales cuando se imagina algo de manera muy realista que cuando de verdad se realiza. Esto significa que la visualización puede aprovechar el poder del cerebro para fortalecer las conexiones neuronales y mejorar el rendimiento.
La efectividad de la visualización se basa en la neurociencia de la plasticidad de nuestro cerebro, que posee la notable capacidad de cambiar y adaptarse a través de un proceso denominado plasticidad neuronal. Al participar en una práctica regular de visualización, podemos crear nuevas conexiones neuronales que respalden pensamientos, comportamientos y resultados deseados.
Durante nuestros entrenamientos cerebrales podemos medir cómo la flexibilidad cerebral aumenta después de estas visualizaciones, preparando al cerebro para reducir el estrés y conectar con las áreas ejecutivas y motoras más sofisticadas.
Cuando visualizamos, nuestros cerebros se activan los mismos circuitos neuronales que cuando participamos en experiencias reales. Este fenómeno nos permite ensayar acciones y resultados deseados en un entorno mental seguro y controlado. A medida que visualizamos repetidamente estos escenarios, nuestros cerebros construyen nuevas sinapsis, fortaleciendo las vías neuronales que respaldan nuestros comportamientos deseados.
Un estudio realizado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts exploró cómo las visualizaciones pueden activar áreas cerebrales clave. Los investigadores reclutaron a dos grupos de participantes: uno de gimnastas profesionales y otro sin experiencia en esta disciplina.
Durante el estudio, se utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para analizar la actividad cerebral de los participantes mientras realizaban una rutina de gimnasia y mientras imaginaban realizarla detalladamente. Los resultados fueron sorprendentes: tanto en el grupo de gimnastas como en el que integraba gente sin experiencia, se activaron las mismas áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y la coordinación motora, algo que demostró que la visualización puede activar las mismas áreas cerebrales que la acción real, incluso si no tenemos experiencia previa en el campo en cuestión.
La visualización mental detallada puede preparar nuestro cerebro para enfrentar situaciones reales y mejorar nuestro rendimiento en diversas disciplinas.
La visualización implica crear imágenes mentales detalladas y vívidas de uno mismo teniendo éxito en una tarea específica. Al hacerlo, las cortezas motora y visual del cerebro se activan de manera similar a cuando realizamos la acción físicamente.
La visualización fortalece las conexiones neuronales y puede mejorar el rendimiento. La corteza motora se encarga de planificar y ejecutar movimientos, mientras que la visual contribuye a la creación de imágenes claras y precisas. Al practicar la visualización con detalle, podemos mejorar nuestras habilidades para realizar la tarea en la realidad.
La visualización afecta al sistema límbico, vinculado a las emociones. Al visualizar, experimentamos emociones positivas que influyen en el rendimiento y la motivación para lograr nuestros objetivos.
Estar en estado de flow o flujo significa estar completamente inmerso y concentrado en una actividad, disfrutándola al máximo. Durante ese momento, tus habilidades y el desafío de la tarea se sincronizan al máximo, lo que hace que desempeñes tu mejor papel. En el mundo deportivo significa fluir en tu máxima capacidad física con bajo consumo de energía. En el mundo profesional se siente una hiperconcentración, control y satisfacción muy grandes mientras se pierde la noción del tiempo.
Los beneficios de estar en este estado son muchos, pero el principal es que uno se vuelve más productivo y creativo. También, más motivado, emocionalmente bien y el estrés se reduce.
La visualización ayuda a alcanzar este estado de flow. Al visualizarnos participando en una actividad donde queremos rendir al más alto nivel facilitamos entrar en este estado de concentración sin esfuerzo, absorción completa en la tarea y pérdida de la autoconciencia.
Es un estado donde el tiempo vuela y nuestro rendimiento es altísimo, produciéndonos una sensación muy placentera, de mucha eficiencia sin esfuerzo.
Muchas de las técnicas aplicadas al alto rendimiento deportivo funcionan extraordinariamente en al ámbito empresarial y profesional. Ésta es una de ellas. La visualización es una herramienta poderosa para darnos nuevas estrategias y claridad en los negocios, el crecimiento personal y diversas áreas de la vida. Vale la pena intentarlo, ¿no?
CONSEJOS PARA UNA VISUALIZACIÓN EFECTIVA
- Establece un tiempo regular para la visualización. Dedica unos minutos cada día para practicar la visualización. Puedes hacerlo por la mañana antes de comenzar su día o antes de realizar una tarea importante.
- Visualiza con detalle. Al imaginar una acción o escenario, asegúrate de serlo más detallado posible. Visualiza colores, sonidos, texturas y emociones asociadas con la experiencia. Cuanto más vívida sea tu visualización, más efectiva será para activar áreas cerebrales clave.
- Combina la visualización con la acción real. La visualización no reemplaza la práctica real, pero puede complementarla. Utiliza la visualización para prepararte mentalmente antes de realizar una tarea o actividad física. Esto te ayudará a mejorar su concentración y confianza.
- Ten una actitud positiva. Durante las visualizaciones, enfócate en los resultados exitosos y en emociones positivas. Cultiva una creencia sólida en tu capacidad para lograr tus metas.